La cultura del todo gratis.
Erradicándola en 21 días.
Por: José Roberto Escamilla Escamilla
La vida ha sido muy buena conmigo pero he visto que me he quedado dormido en el camino y he sido testigo de cómo gente con menos recursos que yo han superado sus dificultades y en estos momentos tienen una mejor calidad de vida.
Para volverlos a alcanzar tengo dos opciones: 1) Pedirle dinero a papá y mamá ó 2) Optimizar mis recursos, ahorrar y buscar la forma de generar un margen de ganancia aplicando lo que he estudiado. Por experiencia propia sé que si pido dinero lo más probable es que cuando se me acabe vuelva a pedir más. También tengo que confesar que me molesta y me parece injusto cuando se me quita algún privilegio que considero un derecho a mis 33 años por haber sido tan “buen hijo”.
Creo que a los países en “vía de desarrollo” les pasa algo parecido a lo que me pasó a mí. Nos quedamos en una eterna adolescencia dependiendo de economías más grandes, pidiendo y pidiendo plata. Afortunadamente no se me exige en la casa devolver cada peso invertido en mi más los intereses y no tengo deudas adquiridas con entidades financieras. Me he dado cuenta que quiero vivir una vida de lujo trabajando como un limosnero.
Hace poco leía en un libro que se necesitan 21 días para cambiar un mal hábito. Me parece que ya es hora de contribuir con el hogar y sobre todo salir del club del “todo gratis”. No me siento mal por la vida que llevo pero creo que puedo llevar una mejor.
También siento que vivo en una sociedad perezosa, humillada que se contenta con cualquier cosa. Pero creo que la solución no vendrá de los partidos políticos sino de los individuos y la iniciativa privada.
Me parece que lo valioso del ser humano es la capacidad de sobrevivir por sus medios, mejorar y ayudar a los demás a que mejoren sus vidas. Quiero ser parte de ese grupo selecto.
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